domingo, 28 de abril de 2013

Ruta 69: La carretera principal entre nuestras piernas.

"Sólo vodka", dijiste.
La noche empezó bien.
Tu borracho y yo en pie.
Aunque ebria de ti,
casi me caigo al suelo
pero

los suspiros amortiguan.
Como tu cama.
Y se estiran.
Como tus ganas.
De empotrarme contra las ideas,
de arrancarme el pensamiento,
de follarme sin esperas,
de correrte sin conocimiento.


lunes, 22 de abril de 2013

El talento de no saber escribir.

Yo no escribo,
plasmo ideas de forma inconexa.
Supongo que ahí está mi encanto.
En cuanto tenga tiempo,
las ordenaré.
O no.

Escribir es como la vida. Uno no sabe por dónde empezar y acaba terminando donde menos espera.

En cuanto, en cuanto.
Tiempo.
Esa gran verdad.
Nuestra gran mentira.
Tiempo.
Pasa y somos tan gilipollas de medirlo.

Querido ser humano, devuélveme las horas que me has robado.

jueves, 18 de abril de 2013

El día que escribí en una huelga de metro (con la letra torcida).

A base de carboncillo
escribo.
La primavera no altera,
inspira y expira.
Es por eso que corremos,
intentando no perdernos.
Y lo hacemos.
Y qué.

Lo bonito de no saber dónde estás,
es no saber dónde puedes llegar.

Y respiras.

Pensando en todo aquello que olvidamos.

Pero que guapo te pones
cuando te recuerdo
y me jodes.

lunes, 15 de abril de 2013

Un pequeño sorbo del veneno.

Dulce.
Así describiría el veneno de tu boca.
Suave.
El roce de tus labios en los míos.
Adictivo.
Tú.
Dañinos.
Nosotros. Tus labios. Tus gemidos. Todo, quizá.

Pero enganchada. Estoy.
Hasta la muerte por sobredosis.
De ti.

domingo, 14 de abril de 2013

Pongamos que hablo de un él (que, quizá, no existe).

Apareció,
como quien saca un conejo de la chistera.
Pero no me reí,
no era un buen chiste.
Y la magia que creí ver
sólo era un montón de palabras bien dichas.

Dicho esto, me escondo.
Hondo.
No lejos.
Donde (no) me veas.
Para que así, vuelvas.
O no.
Porque te espero.
Y no.
Porque te sonrío.
Y no. No me ves.

Se escondió.
Detrás de ideas. Preconcebidas.
Concediéndome un respiro ahogado.
Ahora no puedo hacerlo
y quiero hacerlo sin poder, queriendo.
Y ahora qué.
Qué debo pensar.
Qué.

jueves, 11 de abril de 2013

La tarde en que soñé ser cuerda de arpa.

Y aquí, sentada en el suelo,
todo parece más alto,
menos yo,
convertida en un adorno más,
en esa cuerda de arpa
que se rompe, que no suena,
que deseas recolocar.

Las noches parecen más claras
a la luz de las velas
y los días, con persianas bajadas
no iluminan mis ganas de continuar.

Soy un instrumento roto,
la lágrima en tu página
que difumina todo,
el sol que te quema
llenándote de falsas sonrisas.

Pero yo le aúllo a la luna
creyendo que me escuchará
desde el suelo.
Y ella, muda, me mira
con disimulo.

A dónde irán a parar los gemidos.
A dónde irán a parar los que no mido.
Que no reprimo.
O que no suenan.
Dolor y placer en una sola palabra.

Y vomitando mis ganas de romperte,
de crearte.
El único sonido que se escucha soy yo,
siendo cuerda rota.
Desafinada.
Sin poder ser,
recolocada.

lunes, 8 de abril de 2013

Tú.

Ya lo sabes, 'Ab imo pectore'.
Pero, y qué, nunca te importaron demasiado las lenguas muertas.
(Y a mí nunca me gustó la tuya cuando dejó de lamer).

Te cambiaría por nada, a pesar de que no nades a contracorriente.
Y que la contra, (son)riente, no sea más que un forzado juego de palabras.

Nadaría en tu boca,
acabo,
no ahora.
Nunca, quizá.
Cuando me ahogue, si eso.
En el silencio,
el que no tiene mi cabeza
(cuando te piensa).

Que todo dejó de tener sentido cuando apareciste
y te fuiste.
Que todo dejó de tener sencillo ritmo cuando reíste
y volviste.

Las dudas se quedan en nada
cuando jugamos,
 a esconderlas en la cama.
Porque la única duda que tengo
es saber cuándo te irás y,
espero,
que sea sólo para volver.
O, quizá,
para tener una excusa y, así,
oír como de tu boca nace
un:
"Idiota, a ningún lugar".