lunes, 8 de abril de 2013

Tú.

Ya lo sabes, 'Ab imo pectore'.
Pero, y qué, nunca te importaron demasiado las lenguas muertas.
(Y a mí nunca me gustó la tuya cuando dejó de lamer).

Te cambiaría por nada, a pesar de que no nades a contracorriente.
Y que la contra, (son)riente, no sea más que un forzado juego de palabras.

Nadaría en tu boca,
acabo,
no ahora.
Nunca, quizá.
Cuando me ahogue, si eso.
En el silencio,
el que no tiene mi cabeza
(cuando te piensa).

Que todo dejó de tener sentido cuando apareciste
y te fuiste.
Que todo dejó de tener sencillo ritmo cuando reíste
y volviste.

Las dudas se quedan en nada
cuando jugamos,
 a esconderlas en la cama.
Porque la única duda que tengo
es saber cuándo te irás y,
espero,
que sea sólo para volver.
O, quizá,
para tener una excusa y, así,
oír como de tu boca nace
un:
"Idiota, a ningún lugar".

3 comentarios:

  1. Me ha gustado por la referencia a las lenguas muertas y por cómo vas hilando los acontecimientos hasta llegar al final del poema.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. Aunque, desde el comienzo, no fue un intento de poema.
      Sólo he vomitado el momento.

      Eliminar
  2. Pues vaya forma de vomitar.
    Me encanta todo el juego de frases.

    Grande. Muy grande.
    Y se me queda corto el adjetivo.

    ResponderEliminar